La Autoridad Del Padre Creador En La Tierra
Serie Visión De La Iglesia De Cristo: Parte IV
La autoridad del Padre Creador El Elohim de Abraham, Isaac y Jacob, HaShém, desde tiempos antiguos se reveló al hombre. Primero a través de sus profetas, luego también de sus sacerdotes y Reyes. David simboliza al Rey de Reyes y Señor Jesucristo, quien hoy día es la máxima autoridad de su Iglesia.
En cuanto a los profetas antiguos, Moisés gozó de la autoridad de Padre creador HaShém en la tierra, extraordinariamente. Esta autoridad estaba ligada a su responsabilidad: liberar al pueblo escogido Israel de Egipto y llevarlo a la “tierra prometida”.
La autoridad dada por El Creador a Moisés, no la ejerció solo. Este siempre tubo hombres temerosos de YaHWeH que lo acompañaron: Josué, Caleb, los sacerdotes, etc. También recibió consejo de ellos para llevar adelante su tarea encomendada, y esto nunca en perjuicio de su autoridad; pues la tarea era su responsabilidad.
El Consejo Divino
Salmo 33:11 El consejo de Jehová permanecerá para siempre;
Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
33:12 Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
El pueblo que él escogió como heredad para sí.
Así a lo largo de las escrituras hay gran cantidad de testimonios, de aciertos y fracasos en cuanto al consejo. Este en unos casos pedido y en otros casos ofrecido por sus colaboradores. He aquí algunos ejemplos: Jetro (Éxodo 18:13-24); Natán y David (2da de Samuel); David y Ahitofel (2da de Samuel 16:23); Roboan (1ra de Reyes 12:6); en asuntos militares (1ra de Crónicas 13:1).
Proverbios 15:22 Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman.
Eclesiastés 4:13 Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos;
Vemos como desde tiempos antiguos, los grandes hombres del Señor buscaban consejo entre sus fieles. La misma Palabra del Señor nos lo confirma como bien dice el Proverbio 15:22 (y Eclesiastés 4:13). No es sabio aquel que rechaza el consejo y maldice al anciano de Dios que con humildad de corazón en El Padre Creador se acerca a él para orientarlo y aconsejarlo, pues ve el abismo al cual se dirige por sus errores y pecados.
La Autoridad del Padre Creador en la Iglesia
Esto en la Iglesia del Señor se reafirma aún más. Su estructura está diseñada por HaShém para que nadie pueda endiosarse sobre su Iglesia tomando el lugar de Cristo. Pues debajo de este está toda la Iglesia y ninguno sobre otro. Así Cristo siendo la única cabeza en la Iglesia, creó los ministerios (cuatro y no cinco: el pastor es el mismo maestro); para que todos crecieran ayudándose mutuamente (Efesios 4:11-16; 1ra de corintios 12) hasta la estatura de Cristo, junto con toda la “grey” del Señor (Estructura funcional de la Iglesia de Jesucristo).
La autoridad del Padre en cada ministerio está ligada a su responsabilidad ante Cristo, ningún ministerio está sobre otro. Sino que todos están obligados a trabajar al unísono y en armonía; por el crecimiento de todos hasta llegar a la estatura de Cristo. Otra cosa es que, como la responsabilidad del apóstol es la mayor por ser el inicio de la obra, también Cristo lo dota de tal autoridad. Pero no para transgredir la ley de Dios, sino para cumplirla.
Así a lo largo de la escritura los hombres de Dios envestidos de la autoridad del Padre denunciarón todas las distorsiones que cometían aún los escogidos. Vemos a Pablo denunciando ante la Iglesia de Antioquia a Pedro, años después de su llamado, por su mal proceder en El Señor (Gálatas 2:11-18). Y no se diga claro “tenía la autoridad apostólica para hacerlo”, pues les digo, lo hizo como hijo de Dios, por la verdad, así como el profeta Natán acuso a David (figura del Rey de Reyes).
Autoridad y Apostasía
De estas distorsiones de la estructura de la Iglesia del Señor se levantan herejías y apostasías como: “cuidado no toques, no digas nada del ungido de Jehová”. Esto son fabulas y cuentos que han levantado en la Iglesia del Señor para blindarse en cuanto al pecado. “No denuncies el pecado ni el error del pastor ni del apóstol, porque te van caer los millones de plagas de Egipto”. Mentiras y más mentiras, lo que pasa es que no quieren que la Iglesia del Señor conozca de sus manipulaciones, de sus desviaciones y apostasía .
En la antigüedad los “ungidos”, quienes tenían El Espíritu, eran los profetas, sacerdotes y reyes, y ejercian la autoridad del Padre Creador en la tierra. En la Iglesia del Señor, «ungidos» somos “todos” los que hemos creído y guardamos el evangelio de Jesucristo. Los apostatas mezclan deliberadamente dones con “unción”, para confundir, no hay uno más ungido que otro, porque eso es como decir “este o aquel o yo, creo más en Jesucristo que este o aquel o que tu”. Falacias y más que falacias, que inventaron para tapar sus pecados.
La Advertencia al liderazgo
Ahora bien, hay de aquel que desviara a uno de estos mis pequeñitos, de los que han creído en mí, dice El Señor. Marcos 9:42 Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
Entonces la alerta es para los que en la Iglesia del Señor se creen intocables, para apóstoles y pastores. No al contrario, que tengan cuidado de no engañar a los pequeños inocentes (como bien se les advierte a los ángeles de las iglesias en Apocalipsis capítulos 2 y 3). Pues claro así se entiende mejor, pues todos somos los “ungidos” del Señor, y éste se inclina más bien en la protección y blindaje de los más débiles y no como pretenden estos apostatas de la fe, desvirtuando la verdad bíblica, que son ellos los “intocables”.
La Palabra
Ezequiel 34:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 34:2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? 34:3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. 34:4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
Jeremías 23:1 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. 23:2 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová.
Amén y Amén
Autor Enrique Medina