Los Diezmos Y Ofrendas en La Iglesia Del Señor Jesucristo. Serie: Visión De La Iglesia. III Parte
La manera de entender y de administrar los diezmos y ofrendas estaban normalizados bajo la Ley de Moisés (Números 18). El cambio del sacerdocio levítico (Visión De La Iglesia. Serie. II Parte) al sacerdocio único del Señor Jesucristo (Hebreos 7:5-12), implica necesariamente nuevas normas al respecto. Pero en el Nuevo Testamento Bíblico no se dice mucho de cómo y qué hacer con estos recursos. Los cuales indiscutiblemente, pertenecen por derecho al Señor Jesucristo (Génesis 14:18-20; Hebreos 7:1-3).
Los Diezmos y Ofrendas bajo la Ley de Moisés
Bajo la Ley de Moisés todas las ofrendas, ofrendas para expiación, ofrendas voluntarias, primicias, ofrendas por votos, primogénitos de animales (Números 18:8-20), así como el diezmo de los diezmos (Números 18:26-28) eran para los sacerdotes descendientes de Aarón (sumo sacerdote y la familia sacerdotal). Y todos los diezmos de los hijos de Israel para el resto de los descendientes de Levi, los levitas. Por su servicio del Tabernáculo de HaShém (Números 18: 20-32).
Los Diezmos y Ofrendas bajo la Ley de Cristo
Ahora bien, nosotros bajo la Ley de Cristo somos “el culto racional” (Romanos 12:1); la “ofrenda agradable” (Romanos 15:16); somos el “diezmo y la ofrenda viva” al Señor. Así nuestra vida y todos nuestros bienes deben ser (nosotros somos los administradores) para el servicio en el ministerio. Evidentemente que se necesitan recursos para llevar adelante la obra del Señor: “id y haced discípulos a todas las naciones”. Entonces, “por convención”, en la iglesia podemos utilizar los recursos de los diezmos (voluntarios) y ofrendas (voluntarias) para dicho fin.
El sacerdocio (en el sentido levítico del termino: ofrendas para expiación del pecado) es único en la Iglesia y recae directamente sobre el Señor Jesucristo. Por consecuencia todos los diezmos y ofrendas, y el diezmo de los diezmos, serán para El Señor.
¿Qué hacer con las ofrendas?
Ahora bien, ¿qué hacer con estas ofrendas si el pueblo de YaHWeH fue también llamado para ser nación santa y real sacerdocio? (1ra de Pedro 2:5 y 2:9). Creemos, deben ser utilizadas para la expansión del reino de YaHWeH, en la obra de la Iglesia (2da Co 8:19). Y según la visión y misión de cada ministerio en particular, puesto para esto ha sido llamado el pueblo de Jehová (Mateo 28:18-20). Así también para ayudar a los pobres (Gálatas 2:10) y santos hombres de YaHWeH (1ra de Corintios 16:1-4).
¿Qué hacer con los diezmos?
Los diezmos destinados a los levitas por su servicio en el Tabernáculo (Núm 18:21), por analogía, creemos, deberían ser destinados para aquellos que sirven en la Iglesia del Señor. O sea, primeramente, para los ministerios (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros), quienes a su vez son también “real sacerdocio”; puesto son parte del pueblo de YaHWeH, y trabajan para la obra del Mesías Jesucristo. Y para todos aquellos que sirvan de una manera u otra en el ministerio de la Iglesia (diáconos, colaboradores, etc.).
La transparencia de la administración
La Palabra del Señor nos persuade para que la administración de estos recursos, de los diezmos y ofrendas, se haga de manera honesta y transparente delante de la iglesia, que todos conozcan el uso y destino de los fondos (2da de Corintios 8:18-21):
2da de Corintios 8:18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias; 19 y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad; 20 evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, 21 procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres. (Biblia Reina Valera 1.960).
Esperamos que esta reflexión sobre los diezmos y ofrendas en la Iglesia del Señor aporte luz para una administración de estos recursos más acorde con La Palabra del Señor.
Amén y Amén